Episodio 68. No te compares, el yoga no es una competición
En el episodio de hoy vamos a hablar de algo que nos ha pasado a todos en la práctica de yoga. Todos hemos mirado a algún vecino de esterilla y nos hemos comparado, o nos hemos comparado con otra versión de nosotros mismos. En ese momento convertimos la práctica de yoga en una competición en vez de en un refugio.
Pero antes de empezar te voy a invitar a echar un vistazo los cursos de yoga online en los que te enseño a tener una practica personal autónoma y adaptada a tus necesidades, sin depender de vídeos o meditaciones guiadas, y lo más importante, a crear tu estilo de vida yogui con el objetivo de sacar la felicidad fuera de la caja.
Cuando la comparación se cuela en la esterilla
Empiezas a practicar yoga buscando calma, equilibrio, conexión… pero de repente te descubres mirando de reojo a la compañera de al lado. Ves cómo se pliega en una pinza profunda, cómo aguanta minutos en equilibrio o cómo encadena vinyasas con una gracia que parece imposible. Y tú piensas: “yo no puedo”, “yo quiero también”.
O quizá ni siquiera necesitas a alguien al lado: basta una foto en Instagram de una postura “perfecta” o el recuerdo de cómo eras tú hace un año para empezar a sentir que “no estás a la altura”.
Tenemos que tenter en cuenta que la comparación, a veces silenciosa, se convierte en un diálogo interno que te aleja del propósito real de tu práctica: estar contigo y atender tus necesidades y tus límites.
La trampa de la exigencia y el ego disfrazado
Compararse agota. Te llena de dudas, de inseguridad, de autoexigencia. Pero sobre todo, te desconecta de tu esencia y te conecta con tu ego. Porque te saca del momento presente y de tu propia experiencia. En vez de escuchar cómo estás hoy, empiezas a medir. A juzgar. A querer forzar.
Y lo más duro: muchas veces esa comparación te lleva a dejar de practicar. Porque “no estás avanzando”, “porque no te sale como antes”, “porque no llegas como los demás”.
Pero… ¿avanzando hacia dónde? ¿Quién dice qué eso es avanzar?
Cuando te comparas, dejas de confiar. Entras en lucha con tus expectativas. Y eso sí que no es avanzar.
Pero cuando confías y te abres a la experiencia, aparece algo mucho más valioso: la oportunidad de conocerte tal como eres hoy. Ya no practicas desde la exigencia, sino desde la curiosidad. Ya no te exiges encajar en un molde, sino que te permites sentir y respetar tu cuerpo, tus emociones, tu proceso. Compararse impide el verdadero autoconocimiento, que nace de la escucha sincera. Y sin autoconocimiento, no hay compasión, no hay aceptación, no hay amor propio. Practicar sin comparación es un acto de respeto profundo hacia ti misma, una forma de honrarte y de cultivar una relación más amable y amorosa contigo misma, dentro y fuera de la esterilla.
El yoga es una práctica interna, no una competición
El yoga no es una meta, es un camino. No es rendimiento, es presencia. Y desde la filosofía del yoga, el progreso no se mide en centímetros ni en fuerza, sino en capacidad de atención, en silencio mental, en respeto al cuerpo y aceptación del momento.
El Yoga Sutra I.12 habla de Abhyasa (práctica constante) y Vairagya (desapego): una actitud de práctica continua sin aferrarnos al resultado.
Nos invita a entrenar la habilidad de estar presente, de observar sin juicio, de moverte desde la escucha, de soltar la espectativa y el resultado. Eso es yoga. Y para eso necesitas mirar hacia dentro, no hacia fuera.
Cultivar una práctica sin juicio
La clave no está en “dejar de compararte” como si fuera fácil apretar un botón. Está en practicar con más conciencia. En observar cuándo te comparas. En notar cómo te hablas. Y en recordarte que no tienes que demostrar nada a nadie.
Cada práctica es distinta. Cada día tu cuerpo te cuenta una historia diferente. Y esa historia merece ser escuchada, sin exigencias ni expectativas externas.
El yoga te ofrece ese espacio seguro: donde puedes ser tú, tal como eres hoy. No como fuiste, ni como crees que deberías ser. Sino tú, aquí y ahora. Y desde ese lugar empieza el verdadero viaje: el del autoconocimiento, el de la compasión hacia ti misma, el del respeto profundo por tu proceso. Aceptarte tal y como estás, sin adornos ni filtros, es una forma poderosa de honrarte. Y es desde ahí, desde ese amor propio que no necesita validación externa, donde florece una práctica auténtica y transformadora.
Y si puedes hacer eso dentro de la esterilla, estás aprendiendo que puedes hacerlo también fuera de ella. Porque lo que practicas ahí no se queda solo en el cuerpo: es un entrenamiento para la vida. Cuando dejas de compararte, cuando practicas con respeto, cuando te das permiso para estar como estás, estás cultivando una mirada más compasiva hacia ti misma también en tu día a día. Estás aprendiendo a no exigirte tanto en tu trabajo, a dejar de medir tu valor por lo que haces o logras, a aceptar que hay días de más energía y otros en los que necesitas pausa.
Y desde esa aceptación nace una fuerza distinta: la de vivir desde dentro, no desde lo que otros esperan de ti. Ese es el verdadero propósito del yoga: conocerte, aceptarte y acompañarte, estés donde estés.
Un camino de práctica consciente
En Enyógate trabajamos precisamente eso: ayudarte a construir una práctica para ti, sin comparación, sin autoexigencia, sin miedo al juicio.
Si estás empezando y quieres un espacio donde sentirte segura y acompañada, donde nadie te exija rendir, empieza con el Curso de Iniciación al Yoga.
Si ya tienes práctica pero te sientes atascada, exigida, desconectada, la Mentoría Samadhi es un camino profundo para reconectar contigo y con el verdadero sentido de tu práctica.
Tu práctica no es una competición. Es tu refugio.
Deja de mirar hacia fuera. Mira dentro. Ahí está todo.
Te agradezco mucho que hayas decidido compartir este ratito de yoga conmigo, me encantará que me dejes un comentario en Spotify, en nuesto canal de Telegram o RRSS y sobretodo, muchas gracias por unirte a La Escuela online en Enyógate.com, porque de esa manera lo que hago cobra sentido y además me ayudas a que pueda seguir ofreciendo espacios como este.
Te espero en el próximo episodio. Que tengas un día estupendo, consciente y lleno de sentido. Namasté.
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