54. El yoga y el concepto de “slow living”
En un mundo que parece ir cada vez más rápido, donde la productividad se ha convertido en el estándar de éxito y la prisa en un hábito inconsciente, bajar el ritmo puede parecer un lujo.
Pero, ¿y si te dijera que la verdadera plenitud no está en hacer más, sino en aprender a vivir con más presencia?
En este episodio exploramos cómo el yoga y el concepto de slow living pueden ayudarte a salir del ritmo frenético, recuperar la calma y redescubrir el placer de habitar cada instante con intención. Porque la vida no se trata solo de llegar a la meta, sino de disfrutar el camino.
Pero antes de empezar te voy a invitar a echar un vistazo los cursos de yoga online en los que te enseño a tener una practica personal autónoma y adaptada a tus necesidades, sin depender de vídeos o meditaciones guiadas, y lo más importante, a crear tu estilo de vida yogui con el objetivo de sacar la felicidad fuera de la caja.
La vida en modo rápido: ¿es esto vivir?
Te levantas con la alarma sonando estridente, das un salto de la cama, café en mano, móvil en la otra. Ya estás respondiendo mensajes antes de haber salido de casa. Corres al trabajo, revisas la agenda, atiendes llamadas, encadenas reuniones. Luego el supermercado, la casa, los niños, el correo electrónico pendiente. La lista de tareas nunca acaba.
Y cuando el día termina, cuando por fin te tumbas en la cama, la cabeza sigue corriendo. ¿Hice todo lo que tenía que hacer? ¿Se me olvidó algo?
Respiras hondo, intentando relajarte, pero el sueño se te escapa entre las manos. Y así pasa otro día. Y otro. Y otro.
Nos han vendido la idea de que vivir ocupados es sinónimo de éxito. Que cuanto más hacemos, más valemos. Que parar es perder el tiempo. Pero, ¿seguro que es así? O quizá la verdadera vida, la que se saborea, la que se disfruta, sucede en otro ritmo, en otra frecuencia.
La fatiga de vivir sin pausa
El problema es que este ritmo no es sostenible. Lo notas en tu cuerpo, en tu mente, en tu ánimo. El cansancio no se va, la paciencia se acorta, las emociones se vuelven inestables. Te cuesta concentrarte, te sientes disperso, desconectado de ti mismo. A veces hasta de los demás.
No es solo una sensación. Estudios han demostrado que el estrés crónico afecta la memoria, la digestión, el sueño y el sistema inmunológico. Vivimos en un estado de alerta constante, con niveles elevados de cortisol, la hormona del estrés, lo que puede derivar en ansiedad, depresión y problemas de salud graves.
Y no es culpa tuya. Es la inercia de un mundo que va demasiado rápido y que nos arrastra con él. Nos han condicionado a creer que si paramos, nos quedamos atrás. Pero, ¿atrás de qué? ¿De una carrera sin meta? ¿De una competencia imaginaria donde nadie gana?
Hay otra forma de vivir. Una donde tú marcas el ritmo. Donde no eres una máquina de producir, sino un ser humano que siente, que respira, que disfruta.
Slow living: volver al presente
El “slow living” no significa hacer todo más despacio. Significa hacerlo con más conciencia. Con presencia. Con intención.
Se trata de recuperar la capacidad de asombro, de mirar el mundo con la curiosidad de un niño que descubre algo por primera vez.
De volver a encontrar magia en las cosas pequeñas: el sonido de la lluvia golpeando la ventana, el aroma del café recién hecho, la textura de la hierba bajo los pies descalzos. Comer con calma, sintiendo los sabores, apreciando la combinación de texturas, los matices de cada ingrediente, el acto mismo de nutrirse con gratitud. Caminar sin prisa, disfrutando del aire en la piel, observando los detalles que antes pasaban desapercibidos, escuchando el canto de los pájaros o la risa espontánea de un niño en la calle. Estar con alguien y realmente estar, mirándolo a los ojos, escuchando sin apurar respuestas, sintiendo la conexión genuina más allá de las palabras.
Es redescubrir que la vida no es un cúmulo de tareas por completar, sino una colección de momentos que merecen ser vividos plenamente.
Es un cambio de perspectiva que nos recuerda que la vida no es una carrera, sino una experiencia que merece ser vivida con atención. Que la felicidad no está en tachar tareas de una lista interminable, sino en sentirnos plenos con cada cosa que hacemos.
Este concepto no es nuevo. Se inspira en filosofías de vida como el hygge danés, un término que proviene de Dinamarca y que engloba una sensación de bienestar basada en la calidez, la sencillez y la conexión con los pequeños placeres cotidianos. El hygge se manifiesta en detalles como encender una vela en una tarde lluviosa, compartir una comida casera con amigos o disfrutar de un libro bajo una manta. Se trata de crear ambientes acogedores y vivir con intención, encontrando satisfacción en lo simple y en lo auténtico.
De manera similar, la sabiduría oriental nos invita a cultivar la atención plena, enseñándonos que la verdadera paz no se encuentra en la velocidad, sino en la capacidad de estar presentes en cada momento.
Y aquí es donde el yoga se convierte en un aliado poderoso.
Yoga: la puerta de entrada a otra forma de vida
El yoga es una filosofía de vida que nos enseña a habitar el presente, a soltar la prisa, a conectar con nuestro cuerpo y con nuestra respiración. A vivir desde la calma, no desde la urgencia.
Cuando practicas yoga, empiezas a notar cómo la respiración se convierte en un ancla al momento presente, una guía constante que te ayuda a salir del flujo incesante de pensamientos y preocupaciones. Cada inhalación y exhalación se vuelven una invitación a estar aquí y ahora, a abandonar la anticipación del futuro y el peso del pasado.
Cada movimiento deja de ser un ejercicio mecánico y se transforma en una conversación profunda con tu cuerpo, donde aprendes a escuchar sus necesidades, sus tensiones y sus ritmos naturales. Y en ese diálogo interno, el tiempo parece dilatarse, como si al soltar la urgencia te dieras cuenta de que, en realidad, nunca hubo prisa.
Descubres que no necesitas correr todo el tiempo, que la vida sigue fluyendo aunque tú decidas hacer una pausa para sentirla en su totalidad.
A nivel fisiológico, el yoga ayuda a reducir el estrés activando el sistema nervioso parasimpático, el encargado de la relajación y el descanso. Con cada práctica, el cuerpo y la mente entran en un estado de equilibrio, regulando el cortisol y promoviendo una sensación de bienestar duradero.
Además, la meditación, como parte integral del yoga, nos entrena para habitar el momento presente. A través de la observación de la respiración, el cuerpo y los pensamientos, aprendemos a salir del piloto automático y a experimentar la vida con mayor claridad y serenidad. Nos permite darnos cuenta de que no necesitamos estar atrapados en la urgencia constante, sino que podemos encontrar plenitud en la simple presencia.
Pero lo más transformador es la mentalidad que desarrolla. Con el tiempo, empiezas a trasladar esa calma a tu vida diaria. Aprendes a priorizar, a soltar la necesidad de hacer más y más. Aprendes que no necesitas demostrar nada a nadie.
Que la vida es tuya y que puedes vivirla a tu manera.
Un camino que no tienes que recorrer solo
Si sientes que este ritmo frenético te está desgastando, si anhelas vivir de otra manera pero no sabes por dónde empezar, en Enyógate hemos creado un espacio para ti.
Nuestros cursos no son solo para aprender yoga. Son para aprender a vivir mejor. Para recuperar la calma, para soltar el estrés, para reconectar contigo mismo. Para que tu día no sea solo una lista de pendientes, sino un espacio donde también hay disfrute, pausa y bienestar.
Si nunca has practicado yoga, puedes empezar con algo sencillo, como nuestro curso de iniciación, diseñado para que descubras cómo el yoga puede ayudarte a vivir con más calma.
Si ya tienes algo de experiencia y quieres profundizar en la conexión contigo mismo, nuestra mentoría Samadhi es una oportunidad para transformar tu forma de vivir desde la raíz. Un acompañamiento que te ayudará a integrar el yoga y la meditación en tu vida diaria, de manera auténtica y sostenible.
Porque no tienes que seguir en la rueda de la prisa. Puedes elegir algo diferente.
Puedes elegir vivir.
Te agradezco mucho que hayas decidido compartir este ratito de yoga conmigo, me encantará que me dejes un comentario en Spotify, en nuesto canal de Telegram o RRSS y sobretodo, muchas gracias por unirte a La Escuela online en Enyógate.com, porque de esa manera lo que hago cobra sentido y además me ayudas a que pueda seguir ofreciendo espacios como este.
Te espero en el próximo episodio. Que tengas un día estupendo, consciente y lleno de sentido. Namasté.
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