Compasión: yoga y meditación

Episodio 32. Cómo la compasión transforma tu vida: yoga, meditación y ciencia

María llegó a su primera clase de yoga con una mezcla de curiosidad y nervios. Había escuchado que el yoga ayudaba a calmar la mente y conectar con uno mismo, pero lo que más necesitaba era algo que le ayudara a lidiar con la sensación constante de no ser «suficiente». Suficiente madre, suficiente pareja, suficiente profesional. Esa sensación de estar siempre en deuda con los demás y consigo misma le robaba el sueño y le llenaba de ansiedad.

En su primera clase, al escuchar al profesor hablar de «compasión», pensó que no era para ella. «Compasión es para los demás, no para mí», pensó. Sin embargo, al cerrar los ojos y conectar con su respiración, algo cambió. En ese instante, María entendió que quizás lo que más necesitaba no era más esfuerzo, sino más amor hacia sí misma. Porque la compasión es la antesala del amor incondicional.

Como dijo el Dalai Lama, “Si quieres que otros sean felices, practica la compasión. Si quieres ser feliz, practica la compasión.”

Pero antes de empezar te voy a invitar a echar un vistazo los cursos de yoga online en los que te enseño a tener una practica personal autónoma y adaptada a tus necesidades, sin depender de vídeos o meditaciones guiadas, y lo más importante, a crear tu estilo de vida yogui con el objetivo de sacar la felicidad fuera de la caja.

El punto de partida: ¿qué entendemos por compasión?

La compasión no es lástima, quizá se acerca más a la empatía. Es la capacidad de reconocer el sufrimiento, propio o ajeno, y actuar con bondad para aliviarlo. En la práctica de yoga y meditación, la compasión es un hilo conductor que nos recuerda que no estamos solos, que todos compartimos luchas similares, todos tenemos los mismos anhelos, los mismos miedos. Pero ¿por qué resulta tan difícil ser compasivos con nosotros mismos?

Vivimos en una sociedad que glorifica la perfección y el rendimiento. Desde la mañana hasta la noche, nos bombardean mensajes que nos invitan a hacer más, a ser más, a cumplir expectativas imposibles. Esto nos deja agotados, desconectados, llenos de autoexigencias y expectativas difíciles de cumplir.

La herida invisible: cómo la falta de compasión nos afecta

Esa voz interna que te dice «deberías haber hecho esto mejor» no solo sabotea tu paz mental; también afecta tu salud física y emocional. Según estudios recientes, las personas con poca autocompasión tienden a experimentar niveles más altos de estrés, ansiedad e insatisfacción personal. ¿Te resulta familiar?

Por otro lado, la falta de compasión hacia los demás nos aísla. ¿Cuántas veces has sentido que no puedes expresar lo que realmente piensas o sientes por miedo a ser juzgado? Esta desconexión, tanto con uno mismo como con los demás, nos deja atrapados en un ciclo de soledad emocional.

La solución está en tu mano: cultivar la compasión desde la esterilla

Aquí es donde entra en juego el yoga y la meditación. Estas prácticas no son solo herramientas para fortalecer tu cuerpo o calmar tu mente; son puentes para reconectar con tu esencia y aprender a mirar con ternura tus imperfecciones y las de los demás.

En yoga, la compasión empieza con Ahimsa, el principio de la no violencia. Esto no solo implica evitar el daño físico, sino también tratarte con suavidad cuando no logras esa postura perfecta o cuando tu mente divaga durante la meditación.

En la meditación, una práctica especialmente poderosa es la de amor bondadoso (Metta), en la que envías buenos deseos a ti mismo y a los demás (puedes practicarla en nuestro canal de YouTube aquí). Estudios neurocientíficos han demostrado que esta práctica activa áreas del cerebro asociadas con la empatía y la felicidad, ayudándote a gestionar mejor tus emociones y reducir el estrés.

Cultivar la compasión hacia uno mismo

Curiosamente, uno de los mayores desafíos en la práctica de la compasión es dirigirla hacia uno mismo. Vivimos en una sociedad que glorifica la autoexigencia y, a menudo, confundimos el amor propio con egoísmo.

El yoga nos enseña que para poder ofrecer compasión genuina a otros, primero debemos aprender a cuidarnos y aceptarnos. Esto significa:

  • Abrazar nuestras imperfecciones: En la esterilla, es común frustrarse cuando no logramos una postura o cuando nuestra mente divaga durante la meditación. Pero el yoga nos recuerda que no hay perfección que alcanzar: lo que nos transforma es recorrer el camino, no el hecho de cruzar la meta. Luego la verdadera práctica está en aceptar nuestras limitaciones con amabilidad.
  • Darnos permiso para descansar: La compasión hacia uno mismo también se expresa en saber cuándo detenernos. Si nuestro cuerpo o mente necesitan una pausa, escuchar esa necesidad es un acto de amor propio.
  • Reformular el diálogo interno: Muchas veces, nuestras palabras hacia nosotros mismos son más duras de lo que jamás diríamos a otra persona. Practicar compasión implica hablarte a ti mismo con la misma ternura con la que consolarías a un amigo querido.

Compasión hacia los demás

La compasión hacia los demás empieza con el reconocimiento de que todos compartimos la misma esencia. En yoga, esto se refleja en la práctica de Seva, el servicio desinteresado. Ayudar a los demás desde el corazón, sin esperar nada a cambio, es una forma poderosa de cultivar compasión y trascender nuestro ego.

En la vida cotidiana, esto se traduce en pequeños actos: escuchar activamente a alguien que necesita ser escuchado, ofrecer ayuda sin que te la pidan, o incluso sonreír a un desconocido. La práctica de yoga nos sensibiliza para notar esas oportunidades y actuar desde el corazón.

Además, la compasión también significa tratar a los demás con paciencia y comprensión. Cuando comprendes los motivos que mueven a una persona, puedes sentir empatía por ella. Entender sus miedos, sus anhelos, su vulnerabilidad. Es la base para despertar en uno mismo el sentimiento de amor universal que está unido irremediablemente a la compasión.

Llegados a este punto hay que advertir que la compasión no significa aceptar comportamientos dañinos o permitir que otros nos lastimen. Es importante encontrar el equilibrio poniendo límites saludables, algo que el yoga nos enseña a través de la práctica de la auto-observación (Swadhyaya).

La compasión como camino hacia la transformación

Cultivar la compasión es un acto revolucionario en un mundo que te empuja a ser implacable contigo mismo. Es entender que no necesitas ser perfecto para ser digno de amor, que puedes descansar sin sentir culpa y que tu valor no depende de cuánto logres, sino de cómo te trates a ti mismo y a los demás. Como todo, la compasión se entrena con constancia, con pequeños pasos en el día a día, pero los frutos son muy valiosos: más paz, más conexión y, sobre todo, más amor.

¿Listo para empezar este viaje?

Si sientes que ha llegado el momento de liberarte de esa autoexigencia que te pesa y aprender a vivir con más ligereza y alegría, te invitamos a dar el primer paso, ya que la compasión no es un lujo, es una necesidad.

Explora más sobre la compasión y cómo integrarla en tu vida uniéndote a nuestra comunidad de aprendizaje en la Mentoría Samadhi o en el curso Mente en calma, mente feliz, donde descubrirás cómo la meditación puede transformar tu relación contigo mismo.

Te agradezco mucho que hayas decidido compartir este ratito de yoga conmigo, me encantará que me dejes un comentario en Spotify, en YouTube, en nuesto canal de Telegram o RRSS y sobretodo, muchas gracias por unirte a La Escuela online en Enyógate.com, porque de esa manera lo que hago cobra sentido y además me ayudas a que pueda seguir ofreciendo espacios como este.

Te espero en el próximo episodio. Que tengas un día estupendo, consciente y lleno de sentido. Namasté.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

error: Content is protected !!