Episodio 69. Cómo afecta la alimentación a tu energía y práctica de yoga
¿Cómo te sientes después de comer? ¿Ligera y con energía? ¿O más bien pesada, lenta, con ganas de sofá?
Aunque muchas veces lo olvidamos, la alimentación influye profundamente en cómo nos sentimos, no solo a nivel físico, sino también mental y emocional. Y, por supuesto, impacta directamente en tu práctica de yoga, en tu capacidad de concentración, en tu nivel de energía y hasta en tu estado anímico.
Hoy vamos a explorar esa conexión invisible pero poderosa entre lo que comes y cómo vives. Porque el yoga no termina en la esterilla: también se practica en la mesa.
Pero antes de empezar te voy a invitar a echar un vistazo los cursos de yoga online en los que te enseño a tener una practica personal autónoma y adaptada a tus necesidades, sin depender de vídeos o meditaciones guiadas, y lo más importante, a crear tu estilo de vida yogui con el objetivo de sacar la felicidad fuera de la caja.
Comer para llenar, no para nutrir
Vivimos en una sociedad acelerada, y eso se refleja en la forma de comer. Muchas veces comemos por inercia, por ansiedad, para tapar emociones o simplemente porque “toca comer”. Lo hacemos frente al ordenador, al móvil, sin saborear, sin escuchar al cuerpo.
Y claro, luego llegan la pesadez, la inflamación, el cansancio, la falta de motivación… y la desconexión total con nuestras verdaderas necesidades.
A esto se suma la confusión. Hay tanta información (y tanta desinformación) sobre lo que es saludable, que muchas personas terminan comiendo con culpa o sin criterio. Y cuando hay culpa o rigidez, la energía no fluye.
Alimentación que agota
¿Te has sentido alguna vez con la barriga hinchada después de comer y sin energía para moverte? ¿Has tenido días donde solo tiras gracias al café o al azúcar? ¿Te cuesta mantener la concentración o tienes subidas y bajadas de energía durante el día?
La forma en que te alimentas puede estar detrás de todo eso.
Cuando el cuerpo está ocupado digiriendo en exceso, no tiene energía para otra cosa. Cuando comes de forma desequilibrada, también se desequilibra tu mente. Y eso repercute directamente en tu práctica de yoga: te cuesta más conectar, estar presente, moverte con fluidez o sostener la atención en una meditación.
Y lo peor: muchas veces pensamos que somos nosotras las que estamos mal, que nos falta fuerza de voluntad. Pero en realidad, solo nos falta energía vital. Prana.
La visión del yoga: Sattva como guía
En la tradición del yoga, la alimentación es una parte fundamental del camino. No se trata solo de salud física, sino de claridad mental y crecimiento espiritual.
La energía que recibimos a través de los alimentos se clasifica según las cualidades de la naturaleza, los gunas:
- Sattva: pureza, equilibrio, armonía. Se asocia a alimentos frescos, naturales, cocinados con conciencia. Frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, frutos secos, especias suaves.
- Rajas: agitación, hiperactividad. Se relaciona con comidas muy picantes, estimulantes como el café o el azúcar, alimentos fritos o muy especiados.
- Tamas: inercia, pesadez. Incluye alimentos procesados, sobras, alcohol, carne en exceso, comida recalentada.
El objetivo no es la perfección, ni prohibirte nada. Es poner conciencia: ¿cómo te sientes después de comer ciertos alimentos? ¿Te ayudan a estar más presente, más ligera, más centrada? ¿O te alejan de ti?
La propuesta del yoga: Comer con conciencia
El yoga no te dice qué dieta seguir, pero sí te invita a practicar autoescucha y conciencia plena en todo, incluida la comida. Aquí algunas propuestas que pueden ayudarte:
- Come sin pantallas, sin distracciones. Estar presente cambia tu forma de comer.
- Conciencia plena. Mastica despacio, saborea, observa cómo se siente tu cuerpo.
- Elige alimentos frescos, de temporada, lo menos procesados posible.
- No te llenes del todo: deja un espacio para que tu digestión no se sobrecargue.
- Agradece. Comer es un acto sagrado. Y si lo haces con amor, tu cuerpo lo recibe distinto.
Y muy importante: no lo conviertas en una nueva forma de exigencia. Come con respeto, pero también con flexibilidad. Si un día te sales, que no venga la culpa. Eso también es yoga.
Lo que comes influye en cómo vives. En tu energía, en tu práctica, en tu claridad.
Cada elección que haces en tu plato es una oportunidad de cuidarte y de estar más presente. Comer también puede ser una forma de volver a ti.
En la Mentoría Samadhi, exploramos la alimentación como parte del camino del yoga, sin dogmas ni dietas restrictivas, con propuestas realistas y amorosas que acompañan tu proceso de transformación.
Porque la alimentación es una parte fundamental del estilo de vida yogui que nos lleva a un día a día más saludable y pleno.
Te agradezco mucho que hayas decidido compartir este ratito de yoga conmigo, me encantará que me dejes un comentario en Spotify, en nuesto canal de Telegram o RRSS y sobretodo, muchas gracias por unirte a La Escuela online en Enyógate.com, porque de esa manera lo que hago cobra sentido y además me ayudas a que pueda seguir ofreciendo espacios como este.
Te espero en el próximo episodio. Que tengas un día estupendo, consciente y lleno de sentido. Namasté.
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