El efecto relajante del yoga


Episodio 64. El efecto relajante del yoga

En el episodio de hoy te cuento por qué el yoga nos relaja tanto y es tan efectivo para combatir el estrés.

Si alguna vez has salido de una clase de yoga sintiendo una calma profunda, casi como si hubieras pulsado un botón de reinicio, no es casualidad. Ese estado de relajación que nos invade después de practicar no es magia, sino el resultado de una serie de cambios que ocurren en el cuerpo, la energía y la mente.

Pero, ¿qué está pasando exactamente en nuestro interior para que nos sintamos así? Vamos a verlo paso a paso.

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A nivel físico: la respuesta del sistema nervioso

Desde el primer movimiento en la esterilla, el cuerpo empieza a liberar tensiones acumuladas. Estiramos, movilizamos las articulaciones y activamos los músculos de manera consciente. Todo esto tiene un efecto directo en el sistema nervioso.

Las posturas de yoga estimulan el sistema parasimpático, que es el encargado de la relajación y la recuperación. A medida que respiramos profundamente y nos movemos con atención, el cuerpo recibe la señal de que no está en peligro, permitiendo que se reduzca la producción de cortisol (la hormona del estrés). Además, la práctica favorece la liberación de serotonina, dopamina y endorfinas, hormonas responsables de la sensación de bienestar, relajación y placer. La serotonina mejora el estado de ánimo y regula el sueño, la dopamina nos motiva y nos hace sentir satisfacción, y las endorfinas actúan como analgésicos naturales, reduciendo la percepción del dolor y generando una sensación de calma y felicidad.

Al mismo tiempo, el yoga mejora la circulación sanguínea, llevando más oxígeno a los tejidos y al cerebro. Esto ayuda a reducir la fatiga, aliviar dolores musculares y generar una sensación de bienestar general.

A nivel energético: desbloqueo y flujo vital

En la filosofía del yoga se habla de prana, la energía vital que circula por nuestro cuerpo a través de los nadis (canales energéticos). Cuando el prana fluye libremente, nos sentimos llenos de vitalidad y claridad mental; cuando hay bloqueos, aparece el cansancio, la ansiedad o la pesadez.

Las posturas, combinadas con la respiración consciente (pranayama), permiten liberar esos bloqueos. Las posturas trabajan también sobre centros energéticos específicos (chakras), como las extensiones de columna y aperturas que activan el corazón, o las inversiones que estimulan el chakra de la garganta y la claridad mental. Es por eso que tras una práctica bien equilibrada sentimos que todo “fluye” de otra manera, y hemos recargado energías.

A nivel emocional: liberación y equilibrio

El cuerpo guarda memorias emocionales. Tensiones en las caderas, opresión en el pecho o rigidez en los hombros pueden estar relacionadas con emociones que no hemos procesado del todo. Durante la práctica, al soltar el cuerpo, también damos espacio a la liberación emocional.

No es raro que ciertas posturas despierten recuerdos o sentimientos inesperados. Esto sucede porque, al relajar la musculatura y activar la respiración consciente, el sistema nervioso nos permite procesar esas emociones de forma segura. Además, la práctica continuada del yoga nos ayuda a desarrollar la atención plena sobre nuestras emociones, tanto dentro como fuera de la esterilla.

Aquí entra en juego la conciencia testigo, un concepto del yoga que nos invita a observar nuestros pensamientos y emociones, tomando cierta distancia de ellos y evitar reaccionar automáticamente cuando surgen. A través de la práctica, aprendemos a identificar lo que sentimos sin quedar atrapados en la emoción, lo que nos permite gestionarla con más calma y claridad. Así, el yoga no solo nos ayuda a liberar emociones reprimidas en el cuerpo, sino que también nos entrena para enfrentarlas con mayor equilibrio en la vida cotidiana.

A nivel mental: de la agitación a la claridad

Uno de los mayores cambios que experimentamos con el yoga es en la mente. Antes de la práctica, puede que lleguemos con mil pensamientos revoloteando. Pero al conectar con la respiración y el movimiento, la atención se centra en el presente.

La práctica de asana, es parecida a una meditación en movimiento. Cada postura, cada inhalación y exhalación nos lleva a un estado de mayor concentración y menos ruido mental. Al final de la sesión, el cerebro ha reducido su actividad en ondas beta (asociadas al estrés y la sobrecarga mental) y ha aumentado las ondas alfa y theta, relacionadas con la relajación y la claridad.

Durante la práctica, especialmente en la relajación final (Savasana), la mente entra en un estado de mayor quietud. Este estado favorece la regulación del sistema nervioso, disminuye la actividad del córtex prefrontal (relacionado con la sobrecarga mental) y fortalece las conexiones entre las áreas del cerebro responsables de la regulación emocional.

Es por eso que al terminar nos sentimos con una paz que trasciende lo físico: porque no solo hemos trabajado el cuerpo, sino también la mente. Y aquí es donde entra la meditación, que no es solo un complemento del yoga, sino su esencia.

La meditación nos ayuda a observar nuestros pensamientos sin engancharnos a ellos, a crear espacio entre el estímulo y la reacción. Al meditar, el cerebro cambia su actividad, reduciendo la producción de cortisol y aumentando la de neurotransmisores como la serotonina y la oxitocina, responsables de generar una sensación de bienestar y conexión. Además, fortalece la corteza prefrontal, el área del cerebro asociada con la toma de decisiones y la regulación emocional, lo que nos permite responder a las situaciones con mayor claridad y calma. A nivel físico, la meditación también influye en la variabilidad del ritmo cardíaco, lo que mejora la capacidad del cuerpo para adaptarse al estrés.

De esta manera, al integrar tanto el yoga como la meditación en nuestra rutina, no solo nos relajamos en la esterilla, sino que llevamos esa serenidad a nuestra vida diaria. Es como si, poco a poco, entrenáramos a nuestra mente para encontrar la calma en medio del caos, reduciendo la reactividad emocional y favoreciendo un estado de equilibrio profundo.

El yoga como herramienta integral de bienestar

El efecto relajante del yoga no es solo una sensación pasajera, sino el resultado de un trabajo profundo en diferentes niveles. Al equilibrar el sistema nervioso, desbloquear la energía, liberar emociones y calmar la mente, nos ofrece un estado de equilibrio que se siente en cada célula.

Si quieres experimentar en profundidad los efectos del yoga en tu bienestar, en Enyógate te acompañamos en el proceso. Descubre cómo integrar esta práctica en tu vida para transformar no solo tu cuerpo, sino también tu forma de sentir y vivir cada día.

Te agradezco mucho que hayas decidido compartir este ratito de yoga conmigo, me encantará que me dejes un comentario en Spotify, en nuesto canal de Telegram o RRSS y sobretodo, muchas gracias por unirte a La Escuela online en Enyógate.com, porque de esa manera lo que hago cobra sentido y además me ayudas a que pueda seguir ofreciendo espacios como este.

Te espero en el próximo episodio. Que tengas un día estupendo, consciente y lleno de sentido. Namasté.

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