¿Qué accesorios necesito para hacer yoga?


Episodio 80. ¿Qué accesorios necesito para hacer yoga?

Una de las preguntas que más se repiten entre los alumnos —tanto los que están empezando como los que ya llevan un tiempo practicando— es esta: ¿necesito accesorios para hacer yoga? ¿Cuáles son imprescindibles y cuáles no? ¿Realmente vale la pena invertir en ellos?

Hoy quiero hablarte desde la experiencia. Porque, aunque en su esencia más pura, el yoga no requiere absolutamente nada más que tu cuerpo y tu respiración, vivimos en una realidad en la que algunos complementos pueden marcar una gran diferencia en la comodidad, la seguridad y la calidad de tu práctica.

Pero antes de empezar te voy a invitar a echar un vistazo los cursos de yoga online en los que te enseño a tener una practica personal autónoma y adaptada a tus necesidades, sin depender de vídeos o meditaciones guiadas, y lo más importante, a crear tu estilo de vida yogui con el objetivo de sacar la felicidad fuera de la caja.

¿Necesito accesorios para practicar yoga? Qué sí, qué no, y por qué importa más de lo que parece

Imagina que decides empezar a practicar yoga.

Te entusiasma la idea, empiezas a mirar vídeos, sigues cuentas en redes y te topas con un pequeño problema: parece que necesitas una maleta entera de cosas para poder practicar “como toca”. Esterilla, bloques, cinturones, cojines, aceites esenciales, ropa específica, incienso… y un largo etcétera.

Y tú solo querías sentirte mejor.

Así que, ¿realmente son necesarios todos esos accesorios para hacer yoga? ¿O es otra forma de consumo disfrazada de espiritualidad?

En este artículo te cuento mi punto de vista. No desde la teoría, sino desde la experiencia de haber acompañado a cientos de personas a lo largo de los años en su camino con el yoga. Porque sí, los accesorios pueden ayudarte… pero no todos son imprescindibles, ni mucho menos. Y es importante que sepas distinguir lo útil de lo innecesario antes de gastar por gastar.

El yoga nació sin accesorios. Pero vivimos en el siglo XXI.

Lo primero que quiero dejar claro es esto: en su esencia más pura, el yoga no necesita nada más que tu cuerpo. Así empezó, así se practicó durante siglos. Ni esterilla, ni ropa técnica.

Podrías hacer yoga sobre la arena de la playa, en el suelo de tu habitación o sobre una manta.

Pero claro, eso no significa que los accesorios no tengan sentido. Lo que sí significa es que ninguno es imprescindible.

Los usamos porque vivimos en un mundo donde buscamos comodidad, seguridad y cierta practicidad. Y eso está bien. El problema es cuando los accesorios se convierten en una barrera: en algo que nos hace pensar que sin ellos no podemos practicar.

Y eso no es cierto.

La esterilla: tu mejor aliada (si eliges bien)

Si solo pudieras quedarte con un único accesorio, que sea la esterilla.

Pero no cualquier esterilla: una buena, antideslizante, pensada específicamente para yoga.

Esto no es un capricho. Es una cuestión de seguridad. Te cuento una anécdota real de mis clases: una vez, una alumna vino con una de esas esterillas tipo “aislante de camping”, brillante por encima, y durante la clase, al colocar un pie sobre ella, la esterilla se deslizó por el suelo y… acabó en el suelo, cayendo hacia atrás. Afortunadamente no fue grave, pero se hizo daño en la muñeca. Fue un accidente que se podía haber evitado con una esterilla adecuada.

Y más allá de los resbalones, está el tema de la comodidad: si cada vez que haces una postura tus manos o tus pies se deslizan en direcciones opuestas, no puedes relajarte, ni respirar con calma, ni mantener la postura. Y mucho menos disfrutarla.

La esterilla de yoga te da esa base: te amortigua cuando estás sentada o tumbada, te da tracción cuando estás en posturas de fuerza o equilibrio y, si es de buena calidad, te acompaña durante años.

Así que sí: la esterilla importa. Y merece la pena invertir un poco más en una que sea antideslizante, fácil de limpiar y estable (ni demasiado blanda ni demasiado dura).

¿Qué pasa con las esterillas de pilates?

Es una duda muy habitual. Las de pilates son más gruesas, blanditas, parecen más cómodas… pero tienen dos grandes problemas: no son antideslizantes y quitan estabilidad.

Cuando haces yoga necesitas sentir el suelo. En posturas de equilibrio, por ejemplo, si la superficie es demasiado blanda, te hundes. Y eso hace más difícil estabilizarte.

Además, si no se agarran bien al suelo, pueden deslizarse y generar accidentes.

Por eso, aunque tengas una de pilates por casa, si vas a practicar yoga con frecuencia, mi recomendación es clara: consigue una esterilla específica.

El tapete fino de tela: ¿sí o no?

Otra alternativa que algunas personas usan (porque ocupa poco, se lava fácil, etc.) son esos tapetes finos de tela, como una especie de toalla. Pueden venir bien para situaciones puntuales: si viajas, si vas a practicar sobre una esterilla de otro sitio que no es tuya, o si quieres una superficie extra para el sudor.

Pero como base principal no los recomiendo. ¿Por qué? Porque también resbalan. Y volvemos al mismo problema: sin agarre no hay estabilidad, y sin estabilidad no hay práctica real.

En resumen: elige una buena esterilla. Es la base de todo. Y si la cuidas un poco, puede durarte toda la vida.

Meditar también se puede… pero mejor si usas algo

Ahora hablemos de meditación. ¿Necesitas un zafu? ¿Una banqueta? ¿Un cojín?

Pues igual que con la esterilla: puedes sentarte directamente en el suelo. Pero si vas a meditar con regularidad, te vas a dar cuenta muy rápido de que el cuerpo pide cierta comodidad postural.

Aquí es donde entra en juego el zafu (ese cojín redondo y firme que ayuda a elevar las caderas y colocar bien la columna) o la banqueta de meditación (ideal si no te resulta cómodo cruzar las piernas).

Lo importante es que puedas mantener la espalda erguida sin esfuerzo. Porque si a los cinco minutos ya estás encorvada o con las piernas dormidas, te aseguro que meditar va a ser lo último que te apetezca.

Si quieres profundizar sobre esto, tengo un vídeo en YouTube donde explico cómo elegir un zafu, los tipos de relleno, las formas… porque hay más variedad de la que parece. Y sí, también podríamos dedicarle un episodio del podcast solo a esto.

Entonces… ¿qué más hay en el mundo de los accesorios?

Mucho. Bloques, cinturones, mantas, ruedas, pelotas, aceites, velas… la lista es larga.

¿Necesitas todo eso? No.

¿Puede ayudarte? Sí, dependiendo de tus necesidades.

Los bloques, por ejemplo, son muy útiles para adaptar posturas. Te permiten “acercar el suelo” a tu cuerpo, sobre todo cuando estás empezando. Los cinturones sirven para profundizar estiramientos sin forzar. Las mantas, como apoyo en algunas posturas o para taparte en la relajación final. La rueda de yoga, si se usa con conciencia, puede ayudar a abrir el pecho o movilizar la columna.

Pero todo eso son añadidos. Útiles, pero no imprescindibles.

Mi consejo: empieza con lo básico. No te dejes arrastrar por el impulso de comprar por comprar. A medida que tu práctica evolucione, verás qué necesitas realmente.

Vivimos en una sociedad que nos dice: “compra primero, luego haz”. Pero en yoga es al revés.

No necesitas tenerlo todo perfecto para empezar. Empieza, aunque sea con una esterilla prestada y sentándote en una almohada. Observa cómo responde tu cuerpo. Escúchate. Date tiempo. Y cuando veas que algo te vendría bien para mejorar tu práctica, entonces sí, incorpora ese accesorio.

No porque esté de moda. No porque lo viste en Instagram. Sino porque sabes que te aporta algo real.

Porque al final, el yoga no va de tenerlo todo, sino de soltar lo que no necesitas.

Si quieres aprender a construir tu práctica personal desde cero, con claridad y sin depender de vídeos sueltos, en mi escuela online te enseño cómo hacerlo paso a paso.

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Te agradezco mucho que hayas decidido compartir este ratito de yoga conmigo, me encantará que me dejes un comentario en Spotify, en nuesto canal de Telegram o RRSS y sobretodo, muchas gracias por unirte a La Escuela online en Enyógate.com, porque de esa manera lo que hago cobra sentido y además me ayudas a que pueda seguir ofreciendo espacios como este.

Te espero en el próximo episodio. Que tengas un día estupendo, consciente y lleno de sentido. Namasté.

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