Episodio 76. La leyenda de los dos lobos: Encontrando el equilibrio interior
Desde tiempos inmemoriales, el ser humano ha intentado comprender la batalla interna que se libra dentro de sí mismo: una lucha entre impulsos opuestos, entre la luz y la sombra, entre el amor y la ira.
Una de las historias más bellas que ilustra esta dualidad es la leyenda cherokee de los dos lobos. Pero más allá de verla como un simple relato sobre el bien y el mal, desde la mirada del yoga podemos entender su mensaje en una dimensión más profunda: el equilibrio entre ambas fuerzas.
Pero antes de empezar te voy a invitar a echar un vistazo los cursos de yoga online en los que te enseño a tener una practica personal autónoma y adaptada a tus necesidades, sin depender de vídeos o meditaciones guiadas, y lo más importante, a crear tu estilo de vida yogui con el objetivo de sacar la felicidad fuera de la caja.
La historia de los dos lobos
Dicen que entre los sabios de la antigua tribu Cherokee, había un anciano con una gran sabiduría sobre la vida y las emociones humanas. Solía compartir su conocimiento a través de cuentos, especialmente con su nieto, un niño curioso que disfrutaba escucharlo cada tarde junto al fuego.
Cada atardecer, cuando el sol comenzaba a esconderse tras las montañas, el abuelo encendía una gran hoguera. El crepitar de las llamas era la señal para que el pequeño se acercara, como parte de un ritual silencioso que unía generaciones.
Aquel día, sin embargo, algo era distinto. Cuando el niño se sentó frente al fuego, notó que su abuelo no tenía la misma calma de siempre. Se movía con cierta inquietud, como si algo lo perturbara por dentro.
Con voz suave pero insegura, el niño se atrevió a preguntar:
—Abuelo… ¿te pasa algo? ¿Estás bien? Te noto un poco extraño… ¿Estás enfadado?
El anciano lo miró, respiró profundo y, tras una pausa, le respondió con serenidad:
—Dentro de mí hay una batalla, hijo. Es como si dos lobos estuvieran luchando en mi corazón.
El niño frunció el ceño, intrigado, mientras su abuelo continuaba:
—Uno de esos lobos es oscuro, furioso, lleno de odio, envidia y rencor. Es violento y busca siempre venganza.
—El otro es claro, noble, lleno de compasión, amor y generosidad. Vive en armonía y desea el bien.
El niño se quedó en silencio unos segundos, asimilando la historia. Luego, con los ojos bien abiertos, preguntó con auténtica preocupación:
—¿Y quién ganará esa pelea, abuelo?
El anciano sonrió, como si llevara años esperando esa pregunta, y le respondió con ternura:
—Ganará el que yo decida alimentar.
Esta versión del cuento ha sido ampliamente difundida y nos invita a reflexionar sobre nuestras elecciones: ¿qué tipo de pensamientos, emociones y acciones estamos nutriendo en nuestro día a día?
Sin embargo, existe una versión menos conocida y quizás aún más poderosa: el anciano no dijo que debíamos alimentar solo al lobo blanco, sino a ambos, en su justa medida. Porque si solo nutrimos al lobo blanco y descuidamos al oscuro, este se volverá más astuto y aparecerá en el momento menos esperado, descontrolado y destructivo.
Desde la mirada del yoga, esta enseñanza tiene un valor inmenso: no se trata de eliminar o reprimir una parte de nosotros, sino de aprender a convivir con ella en armonía.
La dualidad desde la mirada del yoga
El yoga nos enseña que todo en la existencia se mueve en pares opuestos: día y noche, inhalación y exhalación, expansión y contracción, calma y agitación. No hay una sin la otra. La vida no se trata de erradicar una polaridad para quedarnos con la otra, sino de aprender a equilibrarlas y hacerlas coexistir de manera consciente.
En la tradición del yoga, encontramos conceptos que reflejan esta misma dualidad:
- Ha y Tha en Hatha Yoga: “Ha” representa la energía solar, activa y dinámica; “Tha” representa la energía lunar, pasiva y receptiva. La práctica del Hatha Yoga busca precisamente equilibrar estas dos fuerzas.
- Gunas: Según el Samkhya, la filosofía en la que se basa el yoga, existen tres cualidades fundamentales en todo lo que existe: Sattva (armonía y claridad), Rajas (actividad y pasión) y Tamas (inercia y oscuridad). Todas son necesarias para la vida. Un exceso de cualquiera de ellas genera desequilibrio.
- El ego y el Ser: En los Yoga Sutras de Patanjali se nos habla de Ahamkara (el ego) y Purusha (el Ser puro). En lugar de suprimir el ego, la práctica del yoga nos enseña a reconocerlo y trascender su dominio.
Cómo integrar nuestra dualidad en la práctica del yoga
Aceptar la existencia de estos “dos lobos” dentro de nosotros es el primer paso hacia la integración. Desde la práctica del yoga y la meditación podemos aprender a convivir con nuestras luces y sombras sin miedo ni represión. Algunas formas de hacerlo son:
- Observar sin juzgar: En la meditación, en lugar de rechazar los pensamientos negativos o incómodos, podemos observarlos con ecuanimidad. No somos nuestras emociones, pero podemos aprender de ellas.
- Canalizar la energía del “lobo oscuro”: La ira, el miedo o la tristeza tienen un propósito. En lugar de reprimirlas, podemos transformarlas en acción consciente. Por ejemplo, a través de una práctica vigorosa de asanas cuando sentimos tensión acumulada, o con pranayama (técnicas de respiración) cuando necesitamos serenarnos.
- Practicar el equilibrio en la esterilla y en la vida: Así como en una postura de equilibrio como el Árbol (Vrksasana) aprendemos a aceptar el movimiento y los ajustes constantes, en la vida podemos aprender a gestionar nuestra dualidad sin extremos.
Guiando a nuestros lobos
No se trata de erradicar lo que percibimos como “negativo”, sino de aprender a conocerlo, gestionarlo y equilibrarlo. El yoga nos brinda herramientas para integrar todas las partes de nuestro ser sin negaciones ni rechazos. Al igual que el anciano cherokee enseña a su nieto, no debemos temer al lobo oscuro, sino aprender a guiarlo con sabiduría.
En nuestra vida diaria, cada pensamiento, emoción y acción es una oportunidad para alimentar la armonía o el conflicto en nuestro interior. La elección no es sobre cuál lobo debe sobrevivir, sino sobre cómo podemos guiarlos para vivir con más equilibrio y plenitud.
El yoga nos brinda muchas herramientas para aprender a integrar nuestras luces y sombras para vivir con armonía y conciencia. Si es tu momento de comenzar este camino te acompaño paso a paso en la Mentoría Samadhi, mi curso de profundización en yoga donde me tienes al lado para avanzar acompañados.
Te agradezco mucho que hayas decidido compartir este ratito de yoga conmigo, me encantará que me dejes un comentario en Spotify, en nuesto canal de Telegram o RRSS y sobretodo, muchas gracias por unirte a La Escuela online en Enyógate.com, porque de esa manera lo que hago cobra sentido y además me ayudas a que pueda seguir ofreciendo espacios como este.
Te espero en el próximo episodio. Que tengas un día estupendo, consciente y lleno de sentido. Namasté.
Deja una respuesta