Episodio 53. El yoga no es para mi
“El yoga no es para mí”
Lo has pensado más de una vez.
Quizá viste a alguien haciendo una postura imposible en Instagram y pensaste: “Eso no es para mí”. O entraste en una clase, viste a todo el mundo doblarse como si no tuvieran huesos y sentiste que te habías equivocado de sitio. Tal vez piensas que el yoga es algo místico y exclusivo para monjes que meditan en una cueva alejados del mundo
Si alguna vez has pensado que no tienes el cuerpo, la edad, el tiempo o la mente adecuada para practicar yoga, permíteme decirte algo: el yoga no es lo que te han hecho creer.
Pero antes de empezar te voy a invitar a echar un vistazo los cursos de yoga online en los que te enseño a tener una practica personal autónoma y adaptada a tus necesidades, sin depender de vídeos o meditaciones guiadas, y lo más importante, a crear tu estilo de vida yogui con el objetivo de sacar la felicidad fuera de la caja.
“No soy flexible”
Esta es la excusa clásica.
Como si la flexibilidad fuera un requisito de entrada. Pero la verdad es que el yoga no es para los flexibles, sino para los que quieren conocerse mejor. No importa si no puedes tocarte los pies. No importa si tu espalda está más rígida que una tabla de madera. Precisamente por eso el yoga es para ti. No para que te conviertas en un acróbata, sino para que tu cuerpo aprenda a moverse mejor, con menos tensión, con menos dolor.
Y no importa si tienes alguna limitación física. El yoga no está reservado para cuerpos jóvenes y ágiles, sino para todos los cuerpos, en todas sus formas y condiciones. Existen adaptaciones para cada postura, para que cualquier persona, sin importar su movilidad, pueda experimentar los beneficios de la práctica.
Y cuando comienzas a moverte con consciencia, algo cambia. Tu cuerpo deja de sentirse un problema y empieza a ser un espacio habitable, un lugar en el que puedes sentirte bien. Descubres que, más allá de la apariencia, hay una sensación de ligereza, de comodidad, de fuerza. Aprendes a moverte sin tensión, a respirar con más libertad, a liberar la carga que, sin darte cuenta, llevabas encima.
Más allá de lo físico, el yoga es también una oportunidad para conocerte desde dentro, para escuchar cómo te sientes, cómo respiras, cómo vives en tu propio espacio. Porque el yoga no solo flexibiliza los músculos, también flexibiliza la mente y el corazón.
“No tengo tiempo”
Vivimos en la era de la prisa.
Corremos de un lado a otro, saltamos de una tarea a otra sin respirar. Y, a pesar de todo, seguimos sintiendo que no hacemos suficiente.
Y aquí está el truco: el yoga no es algo que tengas que añadir a tu lista de obligaciones, es algo que te ayuda a vivir con más calma todo lo demás. No necesitas una hora diaria en un estudio. No necesitas ropa especial ni un escenario perfecto.
Solo necesitas cinco minutos para sentarte, respirar y empezar a sentir tu cuerpo. Y en esos cinco minutos, algo cambia. La prisa se afloja, el peso en los hombros se aligera, la mente encuentra un respiro. Te das cuenta de que el mundo sigue girando, pero tú ya no estás corriendo detrás de él.
Sigues teniendo cosas que hacer, responsabilidades que atender, pero ahora las enfrentas desde otro lugar: con más presencia, con más claridad, sin sentir que la vida te arrastra como una corriente imparable. Poco a poco, el yoga se convierte en ese instante de pausa que transforma toda tu rutina.
“No puedo parar la mente”
Esta es mi favorita.
Es la idea de que solo puedes hacer yoga si tu mente es tranquila y silenciosa. Como si los pensamientos tuvieran un interruptor de encendido y apagado.
La realidad es que el yoga es precisamente para las mentes inquietas, las que nunca paran, las que saltan de una preocupación a otra sin descanso. No se trata de borrar pensamientos, sino de aprender a observarlos sin dejarse arrastrar por ellos.
Al principio, puede parecer imposible, pero poco a poco comienzas a notar momentos de calma entre el ruido, como si entre el oleaje constante de la mente aparecieran breves instantes de agua serena. Y es en esos momentos donde empiezas a experimentar algo nuevo: una sensación de claridad, de ligereza, de estar presente sin el peso constante de las preocupaciones. No porque los problemas desaparezcan, sino porque dejas de ser su prisionero.
El yoga no busca que vacíes tu mente, sino que aprendas a convivir con ella, que te des cuenta de que no eres tus pensamientos y que el silencio no es la ausencia de ruido, sino la paz dentro del caos.
“El yoga es demasiado espiritual para mí”
Algunos creen que el yoga es un camino de renuncia, de incienso y mantras en sánscrito. Y puede serlo, si lo deseas. Pero no necesitas adoptar una nueva filosofía de vida si no quieres.
Los seres humanos no somos solo cuerpo, también somos mente, emociones y algo más profundo que muchos llaman espiritualidad. No es algo extraño ni esotérico, es simplemente parte de lo que somos. Y el yoga te ayuda a conectar con esa dimensión de una forma natural y personal.
Para algunos, esa conexión llega a través del incienso y los mantras; para otros, con unas respiraciones profundas y unos minutos de silencio. No hay un molde ni una única manera de vivirlo. Puedes practicar yoga siendo rockero, hipster, formal, informal, escéptico o devoto.
Lo importante no es cómo lo hagas, sino que encuentres en él un camino hacia más calma, menos tensión y un mayor bienestar.
Si quieres entender mejor qué es la espiritualidad te dejo enlazado el episodio 23 en el que te explico qué es y qué no es.
“El yoga no es para mí”
El yoga es para quien respira. Para quien siente. Para quien busca un momento de paz en el torbellino de la vida. No importa dónde estés ahora. Importa dónde quieres llegar.
Lo mejor es que no necesitas hacerlo solo. En Enyógate, te acompañamos a encontrar tu forma personal de practicar yoga, a adaptarlo a tu cuerpo, a tu ritmo, a tu vida. Porque el yoga no es sólo de los que ya saben, también es de los que quieren empezar.
Es para ti.
Te agradezco mucho que hayas decidido compartir este ratito de yoga conmigo, me encantará que me dejes un comentario en Spotify, en nuesto canal de Telegram o RRSS y sobretodo, muchas gracias por unirte a La Escuela online en Enyógate.com, porque de esa manera lo que hago cobra sentido y además me ayudas a que pueda seguir ofreciendo espacios como este.
Te espero en el próximo episodio. Que tengas un día estupendo, consciente y lleno de sentido. Namasté.
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