Episodio 84. Autoestima desde la mirada del yoga
Hoy vamos a adentrarnos en un tema que toca a todos: la autoestima, pero desde una mirada diferente, la mirada del yoga.
Porque sí, aunque a veces parezca que el yoga es solo posturas o estiramientos, en realidad es mucho más: es también una forma de cuidarnos, de escucharnos, de sostenernos. Y eso, en esencia, es trabajar nuestra autoestima.
Pero antes de empezar te voy a invitar a echar un vistazo los cursos de yoga online en los que te enseño a tener una practica personal autónoma y adaptada a tus necesidades, sin depender de vídeos o meditaciones guiadas, y lo más importante, a crear tu estilo de vida yogui con el objetivo de sacar la felicidad fuera de la caja.
Cuidarnos es cultivar autoestima
Cada vez que nos damos ese rato para practicar, aunque sea breve, estamos enviando un mensaje claro: me elijo, me cuido, me respeto.
Y aunque parezca simple, este gesto es poderoso, sobre todo en el mundo en el que vivimos hoy.
Estamos inmersos en una sociedad que mira mucho hacia afuera. Las redes sociales nos empujan a proyectar una imagen ideal, a mostrar nuestra “mejor versión” constantemente. Nos dicen que tenemos que ser originales, creativos, exitosos… y encima, venderlo al mundo.
Todo esto, aunque no lo queramos, alimenta una autoexigencia enorme y nos deja atrapados en un juego peligroso: vivir buscando la aprobación externa.
La trampa de la autoestima superficial
Se habla mucho de autoestima. Encontramos frases bonitas en Instagram, afirmaciones para repetir frente al espejo, lemas de “ámate a ti mismo” por todas partes.
Pero… ¿funcionan?
La realidad es que, si lo que decimos no lo sentimos de verdad, no sirve de mucho.
Podemos mirarnos al espejo y decir: “Soy la mejor, me acepto, amo mi cuerpo”, pero si por dentro no lo creemos, esas palabras se sienten vacías. Incluso pueden frustrarnos más.
Y no es que estemos haciendo algo mal: el problema es que estamos trabajando en la superficie. Lo que realmente necesitamos es llegar a la raíz, a lo profundo, a ese lugar donde sí creemos lo que decimos.
Ahí es donde empieza el verdadero cambio.
Ir a la raíz de la herida
En yoga, a esas marcas internas que nos dejan experiencias dolorosas las llamamos samskaras: impresiones que quedan grabadas en nuestro cuerpo y en nuestra mente subconsciente.
Esas heridas no aparecen de un día para otro; se forjan durante años. Y si queremos sanar, no basta con recitar frases. Necesitamos trabajar desde la presencia, la escucha y la aceptación.
Y esto implica cuidarnos incluso en los días en los que no nos gustamos, en los que no estamos a la altura de nuestras expectativas, en los que sentimos que no encajamos.
Porque el amor propio verdadero se demuestra cuando no recibimos aplausos, likes o palabras de aprobación desde fuera, y aun así nos elegimos a nosotros mismos.
Lo que el yoga nos recuerda
La filosofía del yoga nos ayuda porque nos enseña que no somos solo nuestro cuerpo, ni solo nuestra mente, ni nuestra historia personal.
Podemos tener un michelín, una cicatriz, sobrepeso o delgadez… y aun así, eso no nos define.
Podemos pensar que “no servimos” para algo o recordar decisiones pasadas que no nos gustaron… y aun así, eso tampoco nos define.
Somos algo más profundo: una conciencia, una esencia que está detrás de todas esas capas.
Y cuando nos relacionamos con nosotros mismos desde ahí, deja de ser necesario convencernos de que valemos. Lo sabemos.
Quitando capas
La práctica de yoga, la meditación y el autoconocimiento actúan como un trabajo de arqueología interior: vamos quitando identificaciones falsas y quedándonos con lo que realmente somos.
No somos solo nuestro trabajo, nuestro rol de madre, padre, hija o hermano.
Todo eso forma parte de nuestra experiencia humana, pero no es nuestra esencia.
Cuando empezamos a reconocernos como algo más profundo, cambia la relación con nosotros mismos. Nos sentimos suficientes y merecedores, sin necesidad de cumplir todas las exigencias externas.
Luces… y sombras
Este trabajo no es rápido ni siempre cómodo. Al mirarnos hacia adentro, encontramos luces, pero también sombras. Y ambas son necesarias.
Las sombras traen aprendizajes y oportunidades de crecer, aunque a veces cueste mirarlas. El yoga nos invita a aceptar y amar ambas partes, no solo tolerarlas.
Así, la autoestima deja de depender de que el exterior nos valide y pasa a sostenerse desde dentro, por el simple hecho de ser.
Herramientas que ofrece el yoga
Este camino requiere tiempo, espacio, práctica y, muchas veces, una guía.
El yoga nos da herramientas muy concretas:
- Autoconocimiento: cultivar la observación y escuchar lo que realmente sentimos y necesitamos.
- Trabajo corporal: reconciliarnos con nuestro cuerpo y liberar memorias emocionales que quedan guardadas en él.
- Trabajo energético: por ejemplo, a través de los chakras, que nos ayudan a comprender cómo se mueven nuestras emociones y creencias.
- Meditación y conexión espiritual: para traer calma, claridad y una visión más compasiva de nosotros mismos.
Todas ellas funcionan como un bálsamo que ayuda a sanar y reconstruir nuestra autoestima desde la raíz.
El amor está en ti
Todo esto y mucho más es lo que trabajaremos en el curso El amor está en ti.
En él, profundizaremos en las herramientas del yoga para dejar de buscar fuera lo que ya tenemos dentro. Para que no tengas que convencerte de que vales, sino recordarlo.
Te agradezco mucho que hayas decidido compartir este ratito de yoga conmigo, me encantará que me dejes un comentario en Spotify, en nuesto canal de Telegram o RRSS y sobretodo, muchas gracias por unirte a La Escuela online en Enyógate.com, porque de esa manera lo que hago cobra sentido y además me ayudas a que pueda seguir ofreciendo espacios como este.
Te espero en el próximo episodio. Que tengas un día estupendo, consciente y lleno de sentido. Namasté.


Deja una respuesta