Cuando la amabilidad es una trampa para el amor propio


Episodio 85. Cuando la amabilidad es una trampa para el amor propio

En el episodio de hoy hablamos de un tema que puede parecer incómodo, pero es profundamente liberador cuando lo empezamos a ver con claridad: esas actitudes que parecen amabilidad, pero que en realidad son una forma sutil de falta de amor propio.

No saber decir que no, evitar conflictos por miedo a desagradar, estar disponibles a todas horas, restar importancia a nuestros logros o no saber aceptar un cumplido sin justificarlo. Cosas que muchas veces hemos confundido con generosidad, con sensibilidad… pero que en el fondo nos están alejando de nosotras mismas.

Pero antes de empezar te voy a invitar a echar un vistazo los cursos de yoga online en los que te enseño a tener una practica personal autónoma y adaptada a tus necesidades, sin depender de vídeos o meditaciones guiadas, y lo más importante, a crear tu estilo de vida yogui con el objetivo de sacar la felicidad fuera de la caja.

Amabilidad o autoabandono

Cuando no sabes decir que no, cuando siempre estás para todo el mundo, cuando prefieres callarte para no crear mal rollo, no estás siendo amable: estás renunciando a ti. Porque cada vez que ignoras lo que sientes o necesitas para sostener el equilibrio externo, estás rompiendo el equilibrio interno.

Decir que sí cuando quieres decir que no, restarte tiempo, energía o espacio por complacer, es una forma sutil de abandono. No es generosidad si te duele. No es compasión si te desfondas. No es humildad si necesitas minimizarte para encajar.

La visión del yoga: ahimsa hacia una misma

En la filosofía del yoga, uno de los primeros principios éticos es ahimsa, la no violencia. Y aunque muchas veces lo asociamos a no dañar a los demás, el verdadero aprendizaje comienza cuando aplicamos este principio a nosotras mismas.

Ahimsa no es sólo no herir. Es no forzarte. No exigirte. No traicionarte. No ignorarte. Porque cada vez que niegas tu verdad para mantener la paz afuera, estás sembrando conflicto dentro.

Y eso, con el tiempo, agrieta la autoestima. Porque empiezas a mandar mensajes sutiles pero constantes a tu sistema: “Lo que tú sientes no importa tanto”, “tus límites no son tan importantes como los de los demás”, “mejor agradar que ser honesta”. Y así, sin darte cuenta, la voz del amor propio se va apagando.

El falso buenismo como disfraz del miedo

Aceptar cumplidos con torpeza, restar valor a tus logros, poner siempre por delante las necesidades ajenas… son gestos que muchas veces vienen del deseo de agradar. Pero detrás de ese deseo hay un miedo: miedo al juicio, al rechazo, a no ser suficiente si no eres útil, disponible o complaciente.

El problema es que esa estrategia, a largo plazo, te desconecta de ti. De lo que realmente necesitas, de lo que te hace bien, de lo que te nace decir o hacer. Y cuando llevas mucho tiempo priorizando lo externo, reencontrarte contigo puede dar vértigo. Pero también puede ser el principio de un regreso necesario.

Recuperar el centro

Desde el yoga, cultivamos el equilibrio entre firmeza y suavidad, entre entrega y límites, entre apertura y raíz. Y esa sabiduría también aplica a nuestra relación con los demás. No se trata de ponernos una coraza ni de volvernos insensibles. Se trata de reconocer que tú también cuentas. Que tus emociones, tus necesidades, tus tiempos son válidos. Y que puedes respetarlos sin dejar de ser amorosa.

Eso también es yoga. Aprender a habitarte con dignidad. A responder con conciencia. A escuchar tu cuerpo cuando dice basta. A mirar hacia dentro antes de reaccionar hacia fuera.

Para ello tenemos que aprender a escucharnos, a sentirnos, a conocernos bien, a cuidar de nosotras mismas. Todo se entrena y el yoga nos ayuda, con sus herramientas, a cultivar esta parte imprescindible de nosotras mismas: el amor propio.

El amor está en ti

Por eso, si sientes que llevas demasiado tiempo diciendo que sí cuando querías decir que no, si te cuesta poner límites o habitar tu verdad sin culpa, te invito a “El amor está en ti”.

Un curso para reconstruir el vínculo contigo desde la honestidad, la sensibilidad y la sabiduría del yoga. Un espacio para soltar el personaje complaciente y volver a lo esencial: escucharte, respetarte y quererte desde lo real.

Porque no necesitas ser más amable. Necesitas ser más tú.

Te agradezco mucho que hayas decidido compartir este ratito de yoga conmigo, me encantará que me dejes un comentario en Spotify, en nuesto canal de Telegram o RRSS y sobretodo, muchas gracias por unirte a La Escuela online en Enyógate.com, porque de esa manera lo que hago cobra sentido y además me ayudas a que pueda seguir ofreciendo espacios como este.

Te espero en el próximo episodio. Que tengas un día estupendo, consciente y lleno de sentido. Namasté.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.